Esta lección
es acerca de la adolescencia. Pero de la
adolescencia, vista como fenómeno
demográfico aplicable al entorno dominicano,
como igualmente puede ser interpolada con la
de muchos países latinos con una clase
afluente similar a la nuestra.
No es mi propósito hacer un estudio de la
adolescencia como el fenómeno biosociológico
de la pubertad, con que a menudo se confunde,
o de su secuela, la adolescencia propia. Esa
contribución ya la hicimos, compilando las
contribuciones de los líderes en el sujeto,
hace ya varios años. (Véase: La Pubertad:
Creación de Dios --- La Adolescencia:
Invención Humana).
Esta lección consiste en un análisis de ésa,
nuestra invención --- esa moratoria especial
--- que se caracteriza por una dependencia
inusitada --- por todos, conocida como la
adolescencia --- y de sus epifénomenos
emocionales y sociales.
Ya que como, antes de mi parafrase, en el
título de mi ponencia, anteriormente citada,
Erikson dijera: La Pubertad es fenómeno de
Dios, la adolescencia, es invención del
hombre.
Entonces, hablemos de la adolescencia --- la
invención humana (Véase: Centuries of
Chilhood por P. Aries).
Cuando de la adolescencia se habla, la “identificación”,
como parte esencial la misma, se insinúa en
el tema
Pero, la identificación ---- en este período
de la vida --- carece de la importancia, por
tantos asignada, como más adelante,
aprenderemos…
Si la identificación siempre fuera una tarea
ardua para los adolescentes, como algunos
creen. Ya que, de acuerdo con ellos, ésta
constituye la labor principal de este
período en el ciclo vital. Hoy se haría más
difícil --- según el autor de este ensayo --–
en tiempos en que, bajo la crisis de
identidad de la sociedad en general, los
adultos mismos atraviesan una desorientación,
que sólo podría resolverse a través del
examen y mutua dialéctica entre generaciones,
por todas partes del mundo civilizado.
Dejemos claramente establecido, desde el
principio, que: la identificación --– curiosoual
--- que es lo que al término
“identificación” oblicuamente alude. No es
tarea de la adolescencia --- sino que es
tarea de la pubescencia, la que, para estos
tiempos, estaría ya rebasada.
La tarea de la adolescencia, no es una sino
que son dos tareas: el logro de la autonomía
y la adquisición de la independencia.
Santo Domingo --- cualquier viernes por la
noche…
La tragedia ocurre en una discoteca local.
Jóvenes consumen tequila. Lo hacen en una
gesta de resistencia al alcohol --- hasta
que, víctimas de la intoxicación --- algunos
pierden la vida. El hecho conmovedor,
resalta tanto la desprotección homicida a la
cual están expuestos muchos adolescentes ---
como su espíritu es dócil y, a veces,
fatalmente sugestionable.
Todos reprobaron lo ocurrido, aunque
sucediera, por voluntad de las víctimas.
Todos, asimismo prometieron precaver
situaciones similares --- para pronto,
olvidando su experiencia y promesas ---
retornar en rebusca de nuevos entusiasmos
parecidos.
Que lo repitan no debe sorprendernos, ya que
es parte del estado de flujo emocional que
caracteriza este período de la vida.
La razón no es simple.
Es que, comprendámoslo, la adolescencia es
un tiempo abierto a la revisión y a la
producción de dos tipos de procesos de
reestructuración psíquica:
1. los que determinan los modos de
consolidación de la identidad curiosoual que
comienzan en la pubertad y
2. los que plasman la reconstrucción de
afirmaciones éticas, sometiéndolas a una
valoración individual con el fin de lograr
una independencia madura.
La palabra clave es: independencia --- a la
que añadiremos, “madura” y “genuina”.
Erikson describió esta etapa como un período
de dialéctica inflamada, tanto íntima como
ambiental. (Véase: Identity Youth and Crisis
por E. Erikson).
La familia bitácora anticuada desprovista de
polo magnético
La familia, en esta etapa, ha dejado de ser
el lugar preferido donde se busca
información. Ésta ha sido sustituida por
medios de comunicación y por el impacto de
la afiliación a grupos. Fuentes conjuntas,
que actúan como crisoles.
Fraguas, donde fundir y donde templar nuevas
direcciones a viejas inquietudes --- el
joven moderno, navega al garete en su
añoranza incierta.
Porque la adolescencia, es asimismo un
período de duelo y de tristeza. Duelo y
tristeza por la pérdida del paraíso que la
niñez, no muy lejana, antes, constituyera.
Confrontamos con ello nuevas perspectivas.
La identificación idealizada con la
generación anterior estalla, y a diferencia
de lo que ocurrió en los años 60s con la
llamada emancipación curiosoual, cuyo
catalizador implicaba una confrontación. Hoy
las pautas de las generaciones anteriores ya
no interesan, ni siquiera en términos de
oposición, y la asimetría se genera entre
esas figuras pasadas y quienes deben acceder
a la autonomía estable de ser adulto.
De ahí también la importancia que tiene para
los adolescentes, los conciertos y los “raves”,
que constituyen modos de ensayo, de formas y
opciones, en búsqueda de esa utopía tan
elusiva que, para ellos, significa el ser
feliz. (Véase mi ponencia: La Guerra Contra
las Drogas en monografias.com).
Nadie me entiende… a nadie le importo…
En una ponencia, ya vieja, una vez propuse:
“The task of adolescence is to grow up and
away…” (La tarea de la adolescencia es
crecer y partir) --- Lo que para muchos de
entre los jóvenes en tan triste como
dificultoso. (Julio 11-13, 1980: 32nd Annual
Scientific Assembly-The Missouri Academy of
Family Physicians. Lake of the Ozarks: “An
Overview of the Management of Behavioral
Disorders of Children and Adolescents”.
La emancipación, simultánea aunque
subrepticia, de los padres. A, veces, toma
forma de una rebelión donde se cuestionan
los valores de la generación vieja. Donde se
resaltan las falsedades y donde se demanda
un derecho de autonomía. Autonomía que puede
expresarse como libre albedrío en materias
del curioso, del uso de las drogas o del
cigarrillo, de desdeñar la educación
universitaria, o de sumergirse en la
profundidad caótica de la anorexia o de
cualquier otra disorexia --- el ciego,
guiando al (otro) menos ciego --- que los
grupos, para tantos, significan. (Aquí
recomendamos: Anorexia Nervosa: Let me Be!
Por A. Crisp).
Estas opciones pueden ser ilusorias
La renuncia a los principios de la
generación anterior, aunque ésta sea mínima
o simbólica, y la recomposición de valores
–-- que fueron aceptados y que ahora son
rechazados, simplemente, por provenir de los
padres o de sus representantes --- resultan
actualmente más complejos que en otros
tiempos. Es como si la generación anterior
fallara en dar los ejemplos constantes y
válidos que son esenciales para proveer una
identidad madura, sólida y duradera.
No puede esperarse que se viva por ejemplos
que son frágiles.
Pero el proceso no avanza sin tropiezos,
entre ellos aparece, el descubrimiento
inesperado de la cesación del vínculo
matrimonial de algunos padres, cuyo maridaje,
a menudo se disuelve cuando los hijos entran
esta etapa.
La caracterización de los progenitores, como
figuras que viven crisis existenciales ellos
mismos, asimismo aparece como obstáculo en
sus vidas confusas y desprevenidas.
Y la confusión que produce en la mente del
joven, la tendencia de algunos papás de
abusar de las drogas, mientras condenan el
uso de las mismas por la juventud --- o de
hacerse la vista gorda, si respecta a las
actividades curiosouales. A todos confunde,
especialmente a los hijos. (Véase mi
ponencia: Crisis Existencial).
La sociedad dominicana, como la de tantos
países, atravesada por acontecimientos
históricos aún no asimilados y cuyo
movimiento no garantiza que se encuentre en
tránsito hacia lugar previsible alguno, no
puede determinar el marco visual en el cual
se inserten las generaciones que transitan
entre la infancia y la juventud.
Los procesos de alienación de los
obligados a reubicarse cotidianamente para
garantizar su inserción en la cadena
productiva –-- sino en el proceso social en
su conjunto ---– constituyen un obstáculo
mayor para la elaboración de propuestas que
no dejen a los adolescentes y jóvenes
tempranos a la merced de la alienación
social.
No es todo lo que es crítico
He señalado en otras ocasiones la diferencia
entre los procesos de auto conservación y de
auto preservación, que constituyen los
fulcros de la ecuanimidad personal.
Siendo el ego un elemento de identificación
que toma a su cargo y metaforiza la
totalidad de los procesos de establecer la
realidad suprema; sus bases se estabilizan
alrededor de dos mojones:
1. aquél que tiene que ver con la identidad
curiosoual y
2. aquél que determina la garantía de la
independencia madura.
Ambos, actuando como conjunto de fuerzas,
articulan el ser cohesivo y consciente del
individuo, y no sólo su existencia.
En tiempos de estabilidad emocional, siempre
viajan juntas, y se puede preservar la
identidad sin por ello dejar de ser quien se
es. En otras palabras, manteniendo el
sentimiento y la noción de una
individualidad basada en la conciencia
personal. (Véase: The Feeling of What
Happens: Body and Emotion in the Making of
Consciousness por A. Damasio).
Pero, en épocas históricas separadoras,
ambos ejes entran en contradicción y la
supervivencia biológica se contrapone a la
vida psíquica. Lo que obliga a optar entre
sobrevivir a costa de dejar de ser, o seguir
siendo quien se es, a costa de la vida
emocional.
A este fenómeno, Erikson llamó “la difusión
de la identidad”, significando la abolición
de la misma.
La crisis de identidad de la sociedad
dominicana pone de manifiesto que esta
contradicción acecha al conjunto. En la
disminución de quienes se ven lanzados al
mercado laboral tempranamente en la búsqueda
o conservación del trabajo. Mientras quedan
atrapados en el sostenimiento de lo
insatisfactorio y, paradójicamente, con
temor a perderlo.
Si los adultos están confusos… ¿dónde queda
el adolescente?
El trabajo: el trabajar como deber --- y ---
el trabajo: el trabajar, como etapa de
maduración consolidada…
En nuestro medio, el trabajo se repudia, y
el joven, en su forma más ferviente, lo
evade.
La separación generacional entre mayores e
hijos, se agrava por el hecho de que el país
se ha convertido en un lugar transitorio
para los jóvenes que aún piensan en un
futuro posible, y en un espacio sin sentido
para quienes tienen vedada incluso esa
perspectiva.
Pero el signo más notable del vacío
ideológico en el que se ven sumergidos los
adolescentes radica en que el discurso de
los padres se ha deslizado hacia el plano
auto conservativo --- a lo auto conservativo
inmediato, cuando temen que anden por las
calles porque les pueden robar o matar o
porque pueden matarse o quedar librados a
situaciones de desprotección extrema. Y a lo
auto conservativo mediato, cuando se les
plantea que todo el sentido de su vida
actual está regido por la necesidad de no
caer de la cadena laboral en el futuro
cercano; sino que se diviertan lo que puedan,
pero que al mismo tiempo que sueñen que
sobrevivirán económicamente.
Despojado el estudio formal de todo valor
simbólico, permanece propuesto, en las
representaciones dominantes de la sociedad,
como medio de acceder a posibilidades de
supervivencia --- Y si el robo no es
propiciado como salida posible, ello no es
sólo por los recatos morales que la sociedad
aún conserva, sino por la inviabilidad de su
ejercicio exitoso sin acceso al poder
económico o político.
“Me gusta leer, me gusta leer, me gusta leer…”
Es mensaje huero, a menudo proferido por
aquéllos quienes nunca apartan las cubiertas
de un libro.
Hecho triste… (Véase mi ponencia: La
Personalidad Mimética en monografías.com y
en Psikis).
Muchos jóvenes en este u otros países
insulares en su psicología, como tienden a
ser los países de Latinoamérica, confrontan
a diario las contradicciones incongruentes
de figuras en autoridad que se proyectan a
sí mismas en los periódicos como modelos de
virtud a seguir. Mientras que se enriquecen
del dolo y el ardid, mantienen amantes
públicamente y no tratan de disfrazar sus
ambiciones políticas y de riquezas producto
del latrocinio. (Véase mi ponencia ¡Libres
al fin! Que aparece en monografias.com).
En este respecto la venalidad eclesiástica
contribuye enormemente, porque los clérigos
endosan, ambos, los comportamientos
inmorales y a quienes los proyectan ---
siempre y cuando sean poderosos, adinerados
o --- preferiblemente --- ambas cosas.
El aceleramiento en la pubertad, de la
pubertad misma, por la sobrealimentación
desregulada y la de tareas vinculadas a la
adolescencia, de temas que deberían ser
incumbencia de edades más avanzadas, no es
sino el efecto de la angustia que rige al
conjunto --- la angustia resultante es tanto
de padres como de hijos. Entrelazados al
temor de que los goces no alcanzados en el
presente ya no tengan lugar en el futuro.
Lo que subyace un moralismo de conveniencia
y de apariencias. Un moralismo vinculado a
admitir que algo no funciona, pero que no
existe modo para remediarlo.
Un ejemplo, a mi mente brota, en este
respecto.
En las clases pudientes dominicanas --- ya
que aquí no existen “clases medias” --- se
acostumbra a permitir relaciones amorosas,
con todo lo que éstas conllevan, entre
mujeres de menos de quince años, en espera
de su celebración “quinceañera” con hombres
casados, divorciados y que, a menudo,
duplican o aun triplican la edad de la niña
inexperta.
El adolescente dominicano vive, a menudo, un
estado de confusión existencial
No se debe, sin embargo, suponer que los
adolescentes están sometidos a la ausencia
de un universo modulador posible. Las
instituciones mediadoras de la
identificación han variado y de ellas
depende la recomposición de procesos de
identidad que enfrenten la desintegración.
Los padres mismos, por razones extrañas,
temen el ejercicio de su autoridad,
confundiendo aun más a sus hijos confusos.
Algunos gestionan soluciones --- tratando de
hacer “algo”…
En nuestro entorno, siguen operando micro
grupos que proponen establecer modos de
cohesión y de re-identificación para los
adolescentes y jóvenes e incluso para los
adultos. Pero, no se vislumbran aún grandes
proyectos capaces de articular una
reestructuración en conjunto de la sociedad,
la cual, actualmente, sólo se unifica en el
sentimiento general compartido.
Lo que es milagroso es que aún se conserven,
luego de traumatismos reiterados y
desilusiones innumerables, rasgos de
solidaridad y espíritu de recomposición
donde pueden apoyarse los tres pilares de la
identidad: las representaciones, los fines
compartidos y los afectos vinculantes.
Los restos de un país solidario, que se
define por la producción de bienes
simbólicos, emergen en los intersticios
donde se insertan las posibilidades
plasmadoras de los adolescentes; desde los
movimientos de rescate específico de su
historia –-- en la cual la Noche Larga de la
Indiferencia de los padres, ocupa un lugar
definitivo como símbolo de una generación
que trasciende --– hasta la participación,
fundidos en una masa que abarca varias
generaciones, en razón de que el trabajo, o
su carencia, amalgama más allá de las
particiones que la educación impone.
Sin dejar de lado las formas espontáneas de
recomposición de la marginalidad, en la cual
las identificaciones recíprocas se proponen
por la concepción de códigos convenientes,
que intentan liberar el robo, concebido como
trabajo; de la tutela corrompida de los
adultos que hacen usufructo del mismo.
El caso reciente de los tantos bancos de
quiebras fraudulentas y de tantos desfalcos
al gobierno --- y al público. Que, por todos
conocidos, no dejan de afectar a la juventud,
siempre en búsqueda ansiosa por modelos de
probidad y justicia.
Como tantas veces hemos dicho en nuestras
ponencias al tema, a nadie satisface la
absurdidad implícita en el adagio malgastado
de, “Haz como yo digo, pero no como yo hago”.
Como alguien conocido dijera: “Siendo mi
pariente, y habiendo engañado a papi… ¡que
ahora quiera ser presidente es algo
increíble!” --- lo peor siendo, que esta
observación puede aplicar a cualquiera de
ambos curiosos.
Pero más inverosímil aún es que pueda llegar
a suceder --- porque, es este el país donde
todo lo imposible sucede…
Son muchas las veces que hallo drogas en tus
ropas…
Todo ello ocurre mientras que muchos padres
e hijos pretenden ignorar lo que todos saben
--- que el papá y la mamá viven una mentira
matrimonial y que los logros monetarios
gozados por la familia fueron mal habidos.
En estos recitales dramáticos en los cuales
las palabras de la realidad suplantan al
discurso político para el público consumidor,
muy poco les queda a los padres, que puedan
hacer cuando sus sermones caen en oídos
indiferentes --- sino sordos.
Tú saliste con mi novio, ¡chopa!
Invitemos a Melania de nuevo
Melania ha aparecido en otras ponencias,
como algunos recordarán.
En esta lección solamente requerimos su
presencia para ilustrar un aspecto
incongruente de la relación con su madre.
Algo que, a muchos les sonará familiar como
ya veremos.
La madre tuvo a Melania por accidente. La
tuvo porque la concibió resultado del curioso
desprotegido. En su propia manera de
entenderlo, la mamá se sintió traicionada
por su propia madre por no haber enseñado a
tres hijas cómo no salir embarazadas, si
nada más.
Cuando Melania nació, la madre, aun muy
joven y sin haber terminado el bachillerato,
contrajo nupcias con el padre de la niña,
salió de él y pronto reanudó su juventud
interrumpida dejando la recién nacida bajo
el cuidado de su propia madre.
A medida que Melania creciera y se tornara
en el torbellino emocional y de
comportamientos que fuera, la mamá se
distanció progresivamente de ella.
Más adelante, habiendo comenzado terapia y
llegado a un equilibrio emocional que le
permitiera, por vez primera en su vida
disoluta, querer protegerse contra embarazos
imprevistos, la mamá rehusó dar su
consentimiento, en bases de que de así
hacerlo, sería dar “luz verde para el curioso”
--- añadiendo sobriamente, “yo sé que es
puta, pero no con mi permiso…” (Para
entender mejor este asunto, léase mi
artículo: Temas de la Neurociencia:
Coherencia en la Educación).
Los requisitos de una reestructuración
personal tienen así bases en las que
sostenerse, y ello desde un proceso de
unificación recíproca del conjunto, ya que
no hay condiciones para proponer una
perspectiva de identificación a los
adolescentes si no se recomponen las grandes
líneas de la cohesión emocional que se ven
fracturadas en los adultos mismos. Identidad
ésta, que no puede modularse sino en el
continuo de una recuperación social de los
preceptos que, más allá de sus fallas y
capitulaciones, formaron a varias
generaciones.
El país aún se alimenta de su capital
simbólico, al cual no debemos renunciar sin
una revisión profunda que nos permita saber
quiénes somos, sin una asimilación de los
hastíos e impasses a las cuales fuimos
conducidos, con las dosis de verdad con las
cuales lo más lúcido del siglo pasado se
identificó.
En resumen
En este país vive una adolescencia frustrada
y acrimoniosa por lo poco que hemos hecho
para guiarlos con firmeza y para
comprenderlos con ternura.
Les ofrecemos oportunidades de estudio, sin
preguntarles cómo les va en sus carreras y
qué notas están sacando en la universidad ---
lo que no hacemos por miedos de molestarlos,
y porque tememos que nos digan: “Y, a ti, ¿qué
te importa?”
Les tememos porque sus fallos, para siempre
serán los nuestros, ya que a nosotros nos
tocará recoger las piezas del debacle.
Los que se gradúan --- luego de cambios
caprichosos de carreras --- lo hacen, a
menudo por vis a tergo, y sin saber cómo
llegaron a lograrlo.
El post graduado es rutinario. Por medio de
influencias políticas se asegura de que los
nuevos profesionales trabajen en sinecuras
sin significado moral, para que ellos
simplemente existan, y esperando que
entonces, ellos las tomen como labores
genuinas, dignas y provechosas.
Esperamos muy poco de ellos. Mientras que
los preparamos para nada de utilidad con qué
enfrentar un futuro --- Un futuro que sea
independiente de nuestro subsidio sin
interrupción.
Nuestro monstruo es que nuestros hijos
jóvenes, son reflejos de nuestra apatía ---
como padres, y descuido emocional --- como
modelos de identificación --- ya que nos
jactamos de vivir la vida, como nos place a
nosotros, y ¿qué más da?
El amor, como apego, es un proceso de
naturaleza esencial para el desarrollo
equilibrado de la mayoría de los vertebrados
superiores --- especies entre la que la
nuestra se encuentra, y en las que de alguna
forma intercalada, muchas de las castas de
animales sociales como las hormigas, las
termitas y las abejas, asimismo se pueden
contar. (Para el entendimiento de esta
lección, recomendamos las siguientes
ponencias, por mí escritas: John Bowlby:
Apunte Biográfico, Apego: ¿Servilismo o amor
Sano? y Apego Humano).
Capaz de abnegación, nepotismo y de
altruismo… sin mencionar la embriaguez…
El amor como objeto del estudio de las
neurociencias es un sujeto fascinante que
ocupa otras ponencias. (Véase: La monogamia
y sus aspectos de adaptación).
Pero el amor y el curioso no son iguales
El amor y el sentimiento curiosoual, aunque se
consideran sincrónicos y armónicos, no
siempre lo son.
Los sentimientos curiosouales son instintivos
para la reproducción y comienzan mucho antes
de la pubertad --- vide supra. Como ha sido
notado por Havelock Ellis, S. Freud, San
Agustín y Alfred Kinsey. Los niños bien
pequeños y hasta los bebés de dos y tres
meses experimentan sensaciones eróticas. (Véanse
mis ponencias al respecto).
El curioso y la curiosoualidad
El curioso en la adolescencia nunca se debe
considerar con reproche o exclusión por
parte de los adultos. La transparencia es
esencial ya que pocos adolescentes modernos
gozan de suficiente desarrollo emocional,
conocimiento específico, o poseen la madurez
para estar sensiblemente envueltos
profundamente; formulando compromisos serios,
con una compañera o compañero curiosoual.
Para los adolescentes y los adultos por
igual, el estar envueltos curiosoualmente
siempre debe juzgarse con una norma de lo
que es ventajoso o de lo que no lo es. Las
experiencias curiosouales serias que brindan
crecimiento y felicidad, mediante el
intercambio de valores objetivos, son
generalmente benéficas sin importar la edad.
Pero las relaciones curiosouales casuales, que
no se fundamentan en valores éticos o que se
forman desde una base hedonista, son dañinas
para todos, porque socavan la autoestima y
obstruyen los sentimientos valiosos.
Concebido así, se entiende que el
comportamiento curiosoual del ser humano posee
matices psicológicos profundos.
Los adolescentes que inician relaciones
curiosouales antes de que sean maduros, como
viéramos en el caso de Melania, o que deseen
envolverse en relaciones serias sin
preparación alguna, van a comprometer su
futura capacidad para lograr el amor
sensible. La pérdida de autoestima que
resulta de entregar casualmente el cuerpo,
milita en contra de los placeres emocionales,
del amor romántico y de la felicidad de
pareja a largo plazo. De igual manera, el
curioso casual o manipulador debilita la
autoestima, independientemente de la edad. (Véanse
mis ponencias: Bebé Obeso y Temas de las
Neurociencias: Sensatez en la Educación).
El matrimonio…
El matrimonio de por sí no es el único
criterio para comenzar relaciones curiosouales.
De hecho, el evitar el curioso hasta el
matrimonio, para un creciente número de
personas, es una decisión invalidada por la
costumbre actual. Es así, porque ahora se
cree que en cualquier relación seria de amor
romántico, el curioso satisfactorio es
requerido para el completo crecimiento y la
intimidad emocional. (Véase mi ponencia: El
Himeneo, ceremonia trivial ¿o tribal?…).
Que el curioso prematrimonial y casual existe,
es una realidad que hay que acatar --- y no,
que atacar.
Es una realidad y hay que reconocer su
existencia para asimilarla.
En adición al logro del crecimiento
emocional completo, muchos proponen, que el
curioso prematrimonial orientado meramente
hacia los placeres, entre personas maduras y
preparadas para practicarlo, les ayuda a
eliminar la dañina ansiedad de ejecución
curiosoual frecuentemente experimentada en los
matrimonios vírgenes e ingenuos. Esa
liberación de ansiedades curiosouales permite,
dicen ellos, que ambos en la pareja se
concentren en asuntos no-curiosouales que son
importantes en las relaciones románticas que
producen duración. (Una obra de aparición
reciente, apropiada a este tema, y de
interés literario: On Chesil Beach por I.
McEwan).
Nada más absurdo. El veredicto final es, que
pesar de todo lo que se ha dicho: La
infidelidad y el divorcio, entre estas
parejas casuales, siguen un curso inexorable
de progresión sin interrupciones, porque
parten de la convivencia experimental y sin
obligaciones mutuas. (Véanse mis ponencias:
Virgen, El Himeneo… y La Monogamia y sus
Aspectos de Adaptación).
El curioso da la vida. Pero, no es todo lo que
hay en la vida
Para muchos, obsesionados con el curioso, como
actividad de placer, este se convierte en
fuente de recreo y nada más. Para ellos, por
ser mal ajustados, se reservan los
terapeutas del campo impreciso de la
curiosología.
Y para los que, usando la comida como
sustituto al curioso, se empachan por razones
similares, existen los dietistas ---
profesionales que son asimismo improbables
desde el punto de vista natural.
Las relaciones curiosouales no-maritales pueden
proveer una gama completa de valores
sensuales y placeres mixtos y complejos, ya
que a veces permanecen incompletas con
excitaciones diferentes al curioso marital,
convencional y fiel. Las aventuras curiosouales
no-maritales ofrecen importes nimios que,
aunque satisfacen la sensualidad, no exaltan
la vida, mientras evitan el sacrificio de la
felicidad que domina los matrimonios
cerrados que se basan en el deber mutuo y en
el culto de la honestidad.
Las relaciones curiosouales no-maritales
generalmente permiten poco tiempo y roban
libertad para el trabajo creativo y el
desarrollo del ego maduro, lo que a su vez
puede conducir a una merma de valores,
seguridad y fortaleza --- eso opinan quienes
conciben el curioso como parte del desarrollo
total del ser humano. (Véanse los trabajos
de Erik H. Erikson al respecto).
La seducción como técnica
El primer manual curiosoual (Ars Amatoria)
conocido fue escrito alrededor del Siglo II
AC por el poeta romano, Ovidio. Este
breviario enfatiza las técnicas de seducción
para el curioso casual. Además de esto, el
manual promueve agresivamente la perspectiva
de diversión, de "don Juan" o del "play boy"
en cuanto al curioso; mientras que enseña
varios juegos en los cuales se desempeñan
roles o se actúan libretos con técnicas
manipuladoras para seducir a las mujeres.
Shakespeare lo menciona en The Taming of the
Shrew (La Fierecilla Domada).
Lo mismo de siempre…
Los enfoques de Don Juan y del "play boy"
hacia el curioso, hoy usan champaña, carros
lujosos, manipulaciones recreativas del
compañero o compañera curiosoual y el profesar "sinceridad"
y "seriedad", pragmáticamente, cuando ésta
resulta conveniente, estratégicamente. Pero
la mayoría de los don Juanees modernos sólo
pueden fingir lujuria mientras realmente
están aterrorizados de su propia ineptitud
curiosoual --- porque el don Juan, a menudo es
homocuriosoual latente, impotente, o ambas cosas.
Algo a lo que asimismo Shakespeare alude en
su drama The Two Gentlemen of Verona (Los
Dos Caballeros de Verona).
Muchos don Juanees nunca han experimentado
éxtasis psicológicos/eróticos/sensuales y
toda su vida permanecen siendo vírgenes
psicocuriosoualmente --- porque ellos nunca
desarrollan la capacidad de despertar ni de
recibir placeres sincrónicos.
Por eso, muchos, al fin y al cabo, terminan
engordando y usando Viagra, comenzando a una
edad temprana. Mientras que los que
reverencian la relación madura entre parejas,
prescinden de su uso de por vida. (Véase mi
ponencia: Sexo después de los 65 años en
monografías.com).
Ovidio, en su vida disoluta, pudo ser
candidato al curiosoólogo de hoy o a mantener un
portal de erotismo en el Internet.
Lo que es bueno saber y darse por enterado
Tras cada relación curiosoual, psicológicamente,
existe un motivo saludable o indirecto,
aunque frecuentemente ese motivo permanezca
escondido o subconsciente. Una persona debe
percatarse del motivo que él o ella tiene
para las relaciones entre los curiosos. El
esconder un motivo no saludable o neurótico
para una relación curiosoual, o no curiosoual, es
destructivo para ambos en la pareja. (Véase:
The Tangled Wing: Biological Contrains in
the Human Spirit por M. Konner).
Donde el hipotálamo hace su entrada
Las emociones negativas posteriores, son
señales naturales de alarma, provenientes
del hipotálamo cerebral. Si una persona hace
algo que no es ventajoso para ella física o
psicológicamente, el hipotálamo, luego de
haberlo registrado por los lóbulos
pre-frontales y el sistema límbico, lo va a
comunicar con reacciones de malestar o
incomodidad, similares al desasosiego que se
experimenta después de una hartura o exceso
epicúreo de cualquier tipo. Sentimientos
posteriores al hecho, transmitidos por este
sistema regulador, normalmente indican con
precisión si las acciones ejecutadas fueron
últimamente ventajosas o no ventajosas. El
curioso inmaduro es conflictivo y no colma al
que lo practica con nada más que resacas de
remordimientos. (Véase mi ponencia: El
precio de una “jartura”).
La seducción y la atracción --- cosas
diferentes
El atractivo seductivo y la sensualidad son
dos condiciones diferentes. El atractivo
seductivo o la seducción tradicional,
involucran estrategias astutas para lograr
un fin, frecuentemente con propósitos
egoístas. Por otro lado, el sensualismo
envuelve la franqueza y la expresión de sí
mismo sin culpabilidad. La sensualidad es
una característica saludable y deseable,
mientras que la seducción generalmente es
una característica artificiosa y corrompida.
La sensualidad, cuando se utiliza para
realzar el poder personal y el control sobre
alguien más, nunca contribuye a la felicidad
y al placer total. La seducción, cuando se
usa para manipular al compañero o compañera
curiosoual, socava la autoestima y destruye el
derecho a la felicidad de la otra persona.
Sin embargo, las técnicas de seducción para
el curioso serio pueden ser laudables y
beneficiosas. Esas técnicas son
no-manipuladoras y se pueden contener una
vez que la naturaleza del curioso maduro es
comprendida. Los hombres y mujeres que
adoptan los conceptos maduros pueden
desarrollar técnicas efectivas de
ascendiente sensual. Las técnicas envuelven
el integrar el vestido, los cosméticos y el
acicalamiento con las expresiones del cuerpo
y la voz de la persona --- todas combinadas
para proyectar mayor atractivo curiosoual. Una
vez adquiridas, esas técnicas, que logran
ventajas, están disponibles para usarlas
siempre.
Pero, cuando aquí, hablamos de la
adolescencia, refiriéndonos asimismo al curioso,
no lo hacemos obedeciendo al deseo de hablar
por hablar; sino que lo hacemos por la razón
específica de que creemos que padres, que
hayan tenido la paciencia de leer esta
ponencia hasta este lugar, son padres que
desean un punto de partida para no sólo
explorar los sentimientos de sus hijos
creciendo en un mundo repleto de enigmas y
de posibilidades inciertas, sino para
igualmente asistirlos en su búsqueda por
soluciones a sus inquietudes normales --- de
lograr, algún día, ser maduros.
Las fuerzas primarias de atracción, entre
personas que se mueven camino a relaciones
de amor romántico, son los rasgos únicos de
la personalidad. Toda relación romántica
basada en el curioso maduro generalmente
progresa convirtiéndose en un proceso de
fascinación mutua en el cual ambas personas
en la pareja se esfuerzan en proyectar
creciente atractivo sensual y curiosoual entre
ambos.
Las seducciones no manipuladoras no son
seducciones en el sentido del Don Juan, sino
que son proyecciones de atractivo amoroso
combinadas con confianza, honestidad y,
sobre todo, con ternura.
Esa clase de donaire ayuda a ambas personas
en la pareja a ser curiosoualmente libres y
recíprocos, entre ellos, física y
emocionalmente.
En resumen
Como todo en la vida del ser humano, el curioso
requiere discernimiento y enseñanza. Quizás,
de todas las cosas importantes que hay que
aprender en la vida, el conocimiento curiosoual
es el que más se descuida por quienes tienen,
como deber, enseñarlo.
Por su parte la madurez psicocuriosoual natural,
que en todos, debe de progresar
armoniosamente, falla en su cometido porque,
a menudo, los padres y los que, a los niños
educan; no son ellos mismos maduros, no
saben, o no desean impartir este
conocimiento.
El curioso maduro es libertad, no licencia ---
como la mamá de Melania creyera...
Estoy embarazada y voy a tener mi bebé…
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Epílogo:
¿Por qué quo vadis en el título de esta
lección?
La expresión es latina, significando ¿Hacia
dónde vas? Refiriéndose al encuentro entre
San Pedro y Jesucristo en la Vía Appia.
Pedro, huía sus perseguidores, soldados del
Emperador Nerón, cuando tuvo una visión de
Cristo a quien preguntara, “Domine, quo
vadis?” (Señor, ¿hacia dónde vas?). Jesús le
contestó, “Hacia donde yo voy, ahora, tú no
puedes seguirme; pero tú me seguirás después”
(Juan 13:36). Pedro entendió que Jesús le
decía que iba camino a Roma para ser
crucificado de nuevo. El santo apóstol,
entonces, acatando su propio destino, volvió
a Roma donde fue crucificado en la faldera
de la Colina Vaticana, sitio que hoy ocupa
la Basílica de San Pedro.
El deber, parece tema apto para dar fin a
esta lección…
El deber
Sociólogos y otros investigadores de las
relaciones humanas han emitido la voz de
alarma: el deterioro en la convivencia
social que distancia a algunos padres de sus
hijos y a los educadores de sus alumnos, y
que, en su peor versión, llenando las
páginas de los noticieros, tiene mucho que
ver con el hecho de que las últimas dos
generaciones han transformado parte de un
sistema de valores que parecía asumido, o
percibido como positivo, en sociedades
desarrolladas como la nuestra.
La incontenible violencia machista, los
desencuentros entre padres e hijos y entre
estos y sus profesores, el culto que rinden
a la violencia ciertos sectores juveniles,
el nuevo fenómeno de adolescentes
descontrolados durante fines de semana
llenos de drogas y alcohol. Sumados al
creciente fracaso escolar y la consiguiente
desmotivación de los jóvenes, la
competitividad inhumana en algunas empresas...
son manifestaciones de una problemática que
tiene muchas y complejas causas, una de las
cuales podría ser la quiebra de algunos
principios universales despreciados por su
esencia a caduco o poco moderno, como el
respeto a las personas mayores, el cuidado
con las cosas que son de todos o la cultura
del esfuerzo como medio para el progreso
material y personal.
Más de un sociólogo y pedagogo comienza a
reivindicarlos, aun a costa de cargar con
una imagen negativa de reaccionario o
contrario a la moda y a las creencias en
boga; como el individualismo egoísta, la
satisfacción inmediata de cualquier deseo o
la diversión a toda costa.
Parte de nuestra sociedad parece solicitar
que quienes tenemos responsabilidades, entre
otros, padres, educadores y medios de
comunicación, rescatemos esos principios
imperecederos que promueven la vida en
sociedad y dotan de un sentido humano,
urbano y coherente a nuestras vidas.
Los principios nos hacen más maduros y más
libres
Tengamos presente que la escala de valores y
creencias de cada persona es la que
determina su forma de pensar y su
comportamiento. La carencia de un sistema de
preceptos definido y compartido por la
mayoría de la población instala al sujeto,
especialmente al menos maduro, en la
indefinición e indefensión y en un vacío
existencial que le deja dependiente de otros
y de los criterios de conducta y modas más
raros.
Por el contrario, los valores asumidos como
cultura, como los que compartimos con los
seres humanos que nos rodean y con todos en
general, nos ayudan a saber quiénes somos, a
dónde vamos, qué queremos y qué medios o
herramientas nos pueden conducir al logro
fundamental de nuestra existencia: el
bienestar emocional, uno de los elementos
esenciales de eso que denominamos calidad de
vida.
Estos valores no dependen de los tiempos ni
de las circunstancias, porque nada tiene que
ver con el sistema económico o político
vigente ni con las contingencias concretas o
modas del momento. Son intemporales,
esencialmente humanos y promovedores de la
sociabilidad y del equilibrio en la relación
entre las personas que resultan. Están por
encima de las corrientes, por su sólida
vinculación con la dignidad de la persona. Y
porque promulgan el respeto a las opiniones
y necesidades de los demás. Son valores del
ego, que no puede desarrollarse si uno no
vive en libertad y en coherencia con unos
principios íntimamente relacionados con la
responsabilidad de entender que todos somos
seres humanos, con nuestra dignidad,
nuestras necesidades, nuestros gustos y
nuestra propia emotividad. En suma, iguales
en nuestras diferencias.
Enseñar por precepto
En las últimas décadas han primado, acaso
como reacción a las anteriores,
planteamientos más coercitivos que
dialogantes, con posturas pedagógicas más
permisivas y abiertas, basadas en el dejar
hacer y en el principio de no coacción a la
espontaneidad de la persona. Esto se ha
percibido especialmente en las relaciones
entre padres e hijos y entre estos y sus
profesores. Hay muchas causas sociales,
políticas e incluso económicas --- la mujer
se incorpora al trabajo remunerado y los
padres apenas tienen tiempo para ver, y
mucho menos para educar, a sus hijos --- que
explican esta evolución, pero no nos
detengamos ahí. La sensación que predomina
en algunos padres y educadores es que la
experiencia liberal no ha sido del todo
positiva. A los adolescentes les cuesta
reconocer la autoridad moral de padres y
educadores y los problemas de convivencia
afloran en muchas familias. Como resultado,
son demasiados los jóvenes (y mayores, por
supuesto) que se comportan ignorando los más
elementales principios de solidaridad y de
respeto a los demás.
De un distante y frío autoritarismo, poco
inclinado a las explicaciones y menos aún a
escuchar al niño o joven, hemos pasado a una
permisividad del todo va y se estima que
quizá tardemos toda una generación en
recuperar la autoridad dialogante, una
autoridad que fija y marca límites justos,
razonables y negociables. Límites que son
necesarios para el aprendizaje de la
libertad personal y la convivencia social.
Si no se discute que es difícil educar en
valores cuando se mantiene una actitud
controladora y represiva, cada día está más
claro que no es más sencillo conseguirlo
desde la tolerancia casi sin límites que
parece reinar hoy en muchos hogares. No son
pocos los padres y educadores, y en general
que temen contrariar a los jóvenes,
aunque la razón les asista.
Ahora bien, no se trata de auto
culpabilizarnos, ni de culpar a nadie de por
qué y cómo hemos llegado donde estamos, si
no de que cada uno, como parte involucrada,
asuma la porción de responsabilidad que le
corresponde en la educación en esos
principios. Pero sólo en la medida en que
vivamos los valores que queremos trasmitir
conseguiremos el objetivo. Porque educar es,
fundamentalmente, comunicar a través del
ejemplo, trasmitir actitudes y
comportamientos.
Valores importantes:
1) Respetar a las personas mayores: lo hemos
vivido casi como una imposición "por ser el
padre o madre, abuelo o abuela". Cambiemos
esa obediencia ciega por el sincero respeto
hacia quienes, con una vida de esfuerzos,
nos han trasmitido la próspera sociedad que
disfrutamos.
2) Honrar a los educadores: volver a
revestirles de la dignidad y respeto que su
profesión merece y aceptar su autoridad. Es
imprescindible.
3) Simpatía hacia los débiles que nos rodean.
4) Respeto a los bienes y servicios públicos.
Protegerlo, como nuestro el patrimonio común.
5) No permitirnos ser víctimas del
consumismo.
6) Aprender a escuchar y ponernos en el
lugar de con quienes dialogamos. (Véase mi
ponencia: La empatía y su entendimiento
neural).
7) Aprender a esperar, a respetar el turno,
y a no insistir en ser siempre el primero.
8) Aprender a perder, a fallar, a asumir el
fracaso como proceso básico de todo
aprendizaje de crecimiento personal.
9) Desarrollar el sentido de responsabilidad.
Organización, puntualidad, empeño por hacer
bien las cosas... son actitudes positivas.
10) Incrementar la autoestima, cuidar de
nosotros mismos. Practiquemos las virtudes
de aceptación, valoración y disciplina con
uno mismo.
En resumen
Los dictámenes morales son esenciales, y
como parte de nuestra historia evolutiva,
funcionan para asistirnos en adaptar a los
rigores de nuestras vidas y en lograr ser
flexibles con nosotros mismos y en el trato
con los demás.
Ser justos y dignos nos proyectará una
imagen envidiable, como miembros especiales
de todo grupo al que pertenezcamos.
¡Marchemos, entonces!
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Dr. Félix E. F. Larocca
f.larocca@codetel.net.do
Un
Agradecimiento muy especial al Dr. Félix
E. F. Larocca por su colaboración con este portal y sobretodo
por el contenido tan bien realizado
esperamos sea de gran ayuda a la
juventud de Hispanoamerica .
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